A los pies de la famosa Fortaleza de la Mota y de las murallas circundantes, Monumento Nacional desde 1931, se extiende la ciudad de Alcalá la Real, con su estructura urbana de origen árabe, sus calles empinadas abigarradas de casas, repleta de sorpresas, casas señoriales, iglesias y detalles arquitectónicos, muestras de su esplendor y de su rico pasado histórico. La Iglesia de Consolación, la de Santo Domingo, la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, la Iglesia de San Juan Bautista, el Palacio Abacial, el Ayuntamiento y la Fuente del Pilar de los Álamos son ejemplo de ello.
Desde el mirador del barrio de Las Cruces, el visitante puede disfrutar de una magnífica vista de Alcalá la Real y su antigua ciudad fortificada.
El hallazgo de numerosos restos arqueológicos atestiguan la presencia del hombre en la zona desde la prehistoria. De época romana se han encontrado numerosas inscripciones con los nombres de Ipocobulcola o iliturgicola, que podrían haber sido los primeros topónimos de Alcalá la Real. Entre numerosos restos encontrados, destacamos una pequeña escultura de mármol que representa a Hércules.
Bajo el dominio musulmán, en el año 713, se empieza a tener noticias de Alcalá, con el nombre de Qal'at Astalir, configurándose como ciudad fortificada, en la cima del Cerro de la Mota. En el siglo XI, quedaría incluida en el reino Zirí de Granada. En el siglo XII, se constituye como señorío independiente bajo el mandato de la familia Banu Said, siendo ésta la época de mayor esplendor de la historia musulmana de Alcalá, que empezaría a ser conocida como Qal'at Banu Said, o Alcalá de Benzaide, para las fuentes cristianas.
La conquista cristiana fue llevada a cabo por el rey Alfonso XI en el año 1341. Éste le concede el título de Real que lleva en su nombre y el privilegio de fundar una abadía de Patronato Real.
Tras la conquista de la ciudad, Alcalá jugará un papel muy importante, como zona fronteriza, en la toma del Reino de Granada.
El título de ciudad se lo concede Juan II en el año 1432. El rey Enrique IV le da el título de "noble y leal" y los Reyes Católicos le conceden el de "Llave, guarda y defendimiento de los reinos de Castilla".
Finalizada la reconquista del reino de Granada, los alcalaínos dejarán atrás la seguridad de las murallas de la fortaleza, que se irá paulatinamente despoblando, ocupando la ladera oriental del Cerro de la Mota hasta llegar al llano y ascender por el Cerro de Las Cruces, situado frente al primero, y separados por el "Llanillo", nombre que hace referencia a la topografía del terreno: un llano situado entre dos cerros.
La ocupación de la ciudad fortaleza, en 1810, durante la invasión francesa, y la posterior retirada de las tropas, dejando este territorio a merced de las llamas de un incendio; unido a la desaparición de la Abadía a mediados del siglo XIX, sumirá a este entorno en un deterioro acelerado. Desde hace unos años se están llevando a cabo unas importantes labores de rehabilitación de este espacio monumental.